Los precios de los autos de los distribuidores andan por las nubes y las personas se han quedado en shock. Las cantidades exorbitantes oscilan los $38,000 para un auto Kia Picanto, una cantidad de $45,000 para un Peugeot 301 y para otro modelo de la misma marca hasta $63,000. Estas cantidades son demasiado caras tratándose de autos poco premium y de segunda mano. Un carro del 2011, le costo a un residente de Miami mas o menos $80,000 en la Habana. El auto se trata de un Toyota Land Cruiser usado que tenía ya 6,000 kilómetros recorridos.
Los compradores de carros en Cuba tienen que pagar estas exageradas cantidades y sin ninguna garantía lo que los hace correr con ese riesgo, además que puede resultar caro debido a los cambios de repuestos en el futuro. En la Habana no se venden carros desde el inicio de la revolución en 1959, lo que obligó a sus usuarias a repararlos y nunca usar un carro del año. Los carros deben ser pagados con una tarjeta de crédito en MLC, es decir, euros o dólares u otras monedas extranjeras.
Esto es debido a las políticas del Estado Cubado de elevar las monedas extranjeras para tratar de sanar la crisis producto de las sanciones de EE.UU. Aunque los precios de los carros pueden ser exagerados, ellos actualmente incluyen un 10% de descuento. En la isla hay restricciones de compras debido a las sanciones, ya que hay escases de combustibles y repuestos. En el 2013 el gobierno restringió la compra y aumentó en 800% los impuestos, lo que hizo que el auto más económico fuera caro.
Cuba no fabrica ningún carro, ni siquiera repuestos. Tampoco ninguna empresa o persona está autorizada para comprarlos o comercializarlos, por lo tanto, la proporción entre demanda y oferta se hace exorbitante, debido a la carestía de autos nuevos. Por tal razón, conseguir un auto en la Habana tiene un alto precio literalmente. Casi el 90% de las personas en la Habana es un sueño imposible tener un medio de transporte privado ya que el sueldo promedio es de $40 al mes.